El rapero adolescente que escandaliza a EEUU
- Chief Keef, de 17 años, ha sido detenido por llevar armas violando su libertad condicional
Cuando parecía que el rap había sido completamente asimilado por la sociedad de Estados Unidos como crema que es absorbida hasta que el último poro queda satinado y bien seco, un vocalista está siendo capaz de provocar entre la ciudadanía espasmos, tembleques y abundantes efusiones de indignación. El repentino sarpullido responde por Chief Keef, lo que podría traducirse como el Jefe del Quif, o séase, del tricoma del cannabis.
La música de sus canciones es discreta, en la línea 'fumeta' que presupone el ufano sobrenombre. El tomate está en las letras y, por extensión, en el disoluto comportamiento del jovencito, cuyo advenimiento coincide además con una época particularmente espiritual y social en la música hip hop. "Sé que soy rico por fin/ pero nada ha cambiado", expele en su canción 'Finally Rich'. "Yo y mis chicos todavía disparamos./ Zumbaremos a un negrata desde cualquier lugar./ Puedo conducir coches caros (…)/ Puedo fumar toda la mierda,/ tan colocado que no podría ver por la mirilla./ Un autentico negrata del bloque", culmina el señor Keef.
Su primer álbum oficial, también titulado 'Finally Rich', fue publicado hace un mes por Interscope (subsello del gigante Universal) y está cerca de superar los 100.000 ejemplares vendidos en EEUU. La carrera musical de Keith Cozart, nacido hace 17 años y crecido en un barrio muy deprimido de Chicago, comenzó bajo arresto domiciliario. El autor de canciones como 'Odio estar sobrio', 'Diamantes' o 'No hay mañana' pasó todo el año 2011 en casa de su abuela –tras haber sido acusado de fabricación y distribución de heroína-, y allí grabó varias canciones y las colgó en YouTube.
El fenómeno viral corrió como gasolina, flambeada por los diversos altercados que tuvieron como protagonista al rapero: fue tiroteado por la policía (resultando ileso), de nuevo fue sometido a arresto domiciliario por apuntar contra la policía, fue investigado como sospechoso en el asesinato del rapero Lil Jojo Coleman (a partir de un mensaje en Twitter, que para más rocambolesco inri él afirmó más tarde no haber escrito) y obligado a sustentar a su hija tras una denuncia de su ex novia.
Hoy precisamente un juzgado juvenil ha ordenado su encarcelamiento por violar la libertad condicional que le obligaba a no usar armas de fuego: Keef había estado en un campo de tiro disparando un rifle semiautomático (¡durante una entrevista!).
Sea significativo de lo que sea, en su biografía de Wikipedia ocupa más espacio la información sobre sus problemas legales y sobre disputas con otros raperos que el dedicado a la propia música. Las canciones de este artista adolescente han recibido una apabullante cantidad de críticas negativas por su lenguaje soez y falto de ingenio, por la exaltación del materialismo, del consumo de alcohol y drogas y de la misoginia y, sobre todo, por su actitud amenazadora y violenta.
Algunos periodistas sin embargo han entendido que Keef es un producto de su entorno y que su música es un documento valioso, por transparente, de las pocas oportunidades y muchos problemas que se encuentra la juventud negra en los barrios marginales de las ciudades de EEUU.
